agosto 25, 2014

Un nuevo rumbo

Mi lucha no fue gritar y sembrar una huelga en la defensa de mis ideales.
Mi lucha fue trabajar diario. Hacer mi trabajo como solo yo sabía que debía hacerlo.
Dar ese esfuerzo aún cuando la flaqueza le apuntaba a mis motivos.
Seguir, incluso en quedito, dando pequeños pasos.
Seguir, aunque existan personas que socavan sueños, 
y te encañonan a un reflector de exigencias que cega el camino.
Y a mi esa luz me da igual. 

La luz que a mi me llena no es esa. 

Seguí para llenarme de victorias. 
De pequeñas enseñanzas que me abrazaban solo a mí. 

No me acogería en lo banal de los cumplidos y los 'enhorabuena'.
Las estrellas en la frente, a los veinticuatro, 
las izo en la bandera que algún día me ha de salvar.

Y en lo perfecto del misterio de no saber qué va a pasar,
Sonreí.
Porque sabía que no me había equivocado de rumbo, 
aún cuando no sabía explicar por qué.
Quizás mi vocación encontró su revolución y a mi me utiliza para conquistar utopías.

Y así seguí. Porque la lucha es incansable. 
Porque mis letras mueren de ganas de sufrir lo mucho que cuesta 
sentir que se vive de verdad.
No a mitades. No para uno. Sino de verdad.

Hallé mi hogar en cada labor.
En cada todo.
Y la aventura me halló a mí.
Y me ofrece este nuevo viaje.
Me ofrece seguir dando lo que soy. 
Porque al final de cuentas valió cada segundo de pena.
Y aquí estoy, a lineas de la revolución,
Y seguiré, 

Siempre agradecida.


Amy