Sonreír a la Luna con solo mirarla.
Y recorrer la noche como el recuerdo que se aferra a volver.
Y secarse las lágrimas con el viento otoñal de las cuatro de la mañana.
Dormir cuando todos viven y vivir cuando los sueños pueden hacerse realidad.
Confiar olvidando.Y envolver sentimientos que refulgen al despertar.
Y ser feliz porque se vive y no vivir por ser feliz.
Componer una canción con los lunares de tu cara,
y unir los puntos estelares con la silueta de tu espalda.
Y sufrir porque no es ajeno sentirse vivo, y está consentido enfrentarse con la propia realidad.
Y bailar con el tiempo que ansía volver. Dejarlo pasar, invitarlo a bailar.
Pretenderse vivir de algo que no se puede explicar. Y tener fe.
Y dudar del camino, dudar de los pasos y del destino.
Pero tener la certeza que cada día, con la noche, la vida se dejará besar.
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